El mirador

Cuando salí de mi empane puse mi mano en la frente mirando el exterior de la torre, sin decir nada. Una dragona llegó al lugar, aunque no le haría mucho caso. No le hice mucho caso a ninguna de estas dos, que por cierto; una se fué. Pero, era bueno saber que uno de mis congéneres estaba vivo. ¿Tendría milénios de vida como yo?

-Cierto. A mí por ejemplo no me gusta mucho nadar... Solo lo hago para limpiar mi cuerpo, al menos si lo hago; lo importante, no me gustaría ir por ahí con olor a mugre...-Me encojo de hombros mientras miraba a las presentes.

-Oh ya veo...entonces si quieres vamos a otro lugar- le digo al chico

-Te gustaría elegir un sitio? es que yo no conozco muchos sus gustos y eso...y tampoco conozco mucho este lugar- dije tonta y timidamente

-Podríamos... Bueno, vayámonos allá. Os espero...-Murmuro mientras se despedía de ellas, no iba a cortarles el rollo por ello. Me dejé caer por el mirador apareciendo al poco un dragón plateado de un tamaño descomunal para la humana, y de un tamaño realmente grande para la otra dragona. Al poco alcé el vuelo y desaparecí para su vista, y al poco llegar a donde debía llegar.

me quedé observando asombrada como se había transofrmado. Mi boca tardó unos segundos en cerrarse.

-Ok nos vemos allá- dije a la chica y busqué las aburridas escaleras