Torre de Derbhad

Se le notaba como me iba a pegar en la entrepierna, o alguna parte de allá abajo, así que, preparado para cualquier acción suya, casi instantaneamente, coloqué mi mano en la rodilla, estubo apunto de lograr su objetivo, pero siempre estaba alerta por si pasaba cualquier cosa, siempre estaba en guardia, nunca debía confiarse, cosas que le enseñaron... La aparté dándole un empujón, tirándola a unos pasos de mí.

-Pues vete... Si soy repelente tendrás que aceptarme tal y como soy. No pienso cambiar por tí...-No, no lo haría, no lo a echo en un milenio y medio de vida... Va a cambiar ahora por el capricho de una chica como Yiatxia.

Me senté debajo de la sombra del árbol, apoyando mi espalda en este lugar. Cerrando lentamente los ojos, cogiendo una pierna y colocando mi brazo en la rodilla, llevaba tres días durmiendo, pero seguía teniendo sueño, quizás sea porque llevaba demasiados años sin dormir.

Seguí tan agusto, tumbado, durmiendo... Hasta que algo impactó contra mi rostro, clavándomelo en la frente... Llevé mi mano a este lugar, cogiendo la piedra que me lanzó, no me hizo mucho, pero sí lo suficiente para hacerme una pequeña herida en la cual sangraba, tiré la piedrecita a un lado levantándome del suelo ¿Quiere que la mate? Se está ganando todas las papeletas para ello.

-Que no demuestre mis sentimientos no significa que no los tenga, poca cosa...-Murmuro mientras me acercaba a ella, iba a hacerla sufrir.

Sonreí levemente al notar el sucio accento shek en su boca.

-¿Ya te infestaron esos gusanos con su forma de hablar tan... Anormal?-Le pregunto borrando mi sonrisa de mis labios mirándola con asco y repulsión. Lo llevaba bien claro si lo que quería era molestarme, no me molestaba el accento shek, si no un shek de carne y hueso, no una estúpida cría que no sabe lo que quiere, imitándoles.

-Haz lo que quieras, Yiat. No te pienso obligar a que me hables, no me pienso morir, ni calentarme la cabeza porque no me hables-Murmuro riendo suavemente mientras colocaba los mechones que se depositaban en mi frente detrás de la oreja, poniendo mi mano en la herida, notando como seguía derramándose algo de sangre.

Aparté su mano, no necesitaba la ayuda de Yiat, ni la de nadie, ya se cerrará por sí sola, por doler, no duele, me hicieron cosas mucho peores en todos estos larguísimos años de guerra entre nuestras razas, no entendía porque ahora la paz tras tantísimos años de ello, casi conseguimos la aniquilación total de los sheks... Y ahora esto... No, algo están tramando aquella sucia y inmunda raza...

-He estado solo más de... No sé, creo que fueron 150 años... No creo que me pase nada estarlo uno más. ¿No crees?-Le pregunto mientras miraba el mar que envolvía la torre.

-Ya te lo dije antes, soy como soy, y nunca me vas a hacer cambiar Yiat... Y nunca, es nunca. Deja de insistir-Murmuro mientras apartaba la sangre que estaba descendiendo por mi nariz hasta llegar casi a los labios, no era mucha sangre la verdad, pero lo suficiente como para haber llegado hasta mis labios.

-Y. La pregunta del día.-Murmuro girándome a ella, no entendía que demonios estaba haciendo aquí si me quería ignorarme, pasar de mí. ¿Qué hace aquí?

-¿Si tanto me odias, si tantísimas ganas tienes de ignorarme, por qué te mantienes en este lugar?-Le pregunté, se le notaba la cara de reflexión que tenía, la verdad es que si a mí me preguntasen esto así en seco también me haría pensar bastante.

-No. No me molesta, solo me extrañaba, me intrigaba... Me picaba la curiosidad de saberlo-Murmuro suavemente encogiéndome de hombros, indiferente, ella sabría qué haría, a mí la verdad es que me importaba lo más mínimo.

Alzo una ceja mirándola extrañado. Negué suavemente con la cabeza chasqueando suavemente la lengua mientras notaba como poco a poco la sangre dejaba de correr por mi rostro...